Mavi

, por Martín Gaitán

Se llama María Virginia, pero que nadie le cuente que escribí su nombre completo en esta página, porque le asusta "estar en internet". La conocí en Junio, cuando vine a Córdoba por primera vez, a averiguar sobre trámites universitarios. Sucedió como suele suceder en este lugar: de visita en el departamento de conocidos (Tamara y Dalila), tomando mates y conversando sobre cualquier cosa.

Estudia Turismo en el Instituto Mariano Moreno y dentro de poquito se recibe de Guia, aunque va a continuar (Licenciatura, creo). S e nota que le gusta muchísimo lo que hace, y que sabe un montón. De hecho es una gran ventaja para mi, tengo guia personalizada: me cuenta la historia de los monumentos, los edificios, la catedrales, los próceres, y anécdotas un poco inverosímiles pero divertidisimas de los lugares.

Por ejemplo, desde la ventana del living de nuestro departamento se ve una panorámica de la ciudad, y perfectamente la Iglesia de los Capuchinos. Esta Iglesia (todo me lo contó Mavi) la construyeron en el siglo XVIII, y tiene un estilo neogótico (?), todo es muy vertical, puntudo y un poco tétrico. Lo llamativo es que sólo tiene una de las dos cúpulas construidas, la del ala izquierda está muy prolijamente truncada. Es muy raro verla de frente, todo es simétrico hasta cierta altura. De ahí las teorías: los seres racionales a quienes no les gusta nada que no se pueda medir o explicar (Dolina los llama Refutadores de Leyendas, y para Cortázar serían parientes de las Famas) dicen que se debe un error de cálculo, ya que si esa cúpula estuviera, el edificio se vendría abajo. Otros, románticos a quienes les gusta más el firulete de las historias, dicen que fué una decisión planeada de "los capuchinos" como metáfora de la imperfección del hombre contrastada con la supuesta perfección del supuesto Dios. También hay versiones economicistas: los edificios que no estaban terminados no pagaban impuestos, y estos capuchinos se avivaron, dicen. Yo digo que es todo invento de Mavi para sacarles más plata a los ponjas y chilenos de citytour.

La flaca es de Caleta Olivia, esa ciudad de Santa Cruz que se jacta de ser la capital del piquete; pobres principiantes. Vive sola desde hace poquito, y asegura que le encanta esta nueva etapa porque esta re tranqui. Antes alquilaba una habitación en una casa que compartía con otras chicas más grande que ella, y parece que la convivencia era complicada.

El domingo a la tarde nos encontramos para ir al Museo Emilio Caraffa a ver (gratis) la muestra "Quino, 50 años [1], pero llegamos un poco tarde y sólo alcanzamos a ver las dos primeras salas. Cuando nos echaron casi con bronca (fuimos los últimos en salir) fuimos a tomar un helado en el parque. Los helados son baratos, pero al menos el que tomamos ayer, no muy ricos. A la noche fuimos al Cine Club Municipal, ese espacio que se ha convertido en un factor importantísimo de mi felicidad: hay pelis todos los días por $1.50.

Me encanta conversar con Mavi, y verla sonreir. Le hago chistes cuando vamos por la calle: "señores pasajeros, a su izquierda pueden observar a un típico vendedor de encendedores en la vía pública, patrimonio histórico y fiel reflejo de la idiosincrasia de nuestra amada tierra". Acá todo se presta para el turismo, desde los "guasos" que hacen asado en la calle, hasta restaurante de dudosa localía como "Pizzeria de La Boca" (pasando por cientos y cientos de iglesias). Ella me festeja la ironía, me da un beso y se va a estudiar, porque quiere cumplir su sueño de recorrer el mundo.

Notas

[1] leru leru...cachuleru. Mueransé de envidia, están a 1200 km de estas cosas