Lo que quiero

, por Martín Gaitán

Quiero congelar imágenes, sonidos, aromas, caricias, sabores, momentos. Quiero guardarlos intactos y que se queden así, imperturbables, eternos, irradiándome alegría, invenciblemente felices.

Quiero llevarlo como sabiduria, como toda fortuna: que hubo un tiempo en que la maravilla existió donde yo estuve, y fui tan feliz, tanto tanto tanto, que cualquier tristeza terminará, tiempo al tiempo, sonrojada de vergüenza.

Quiero recordar cada parte del camino hacia esa felicidad. Nadie me llevó de la mano, fuimos juntos, descubriendo risas entre pasos, abrazos entre bosques, canciones entre besos y algunos miedos en las curvas que luego se van.

Quiero guardar la escena de una mañana, o de todas las mañanas juntas: vos trabajando desde temprano, subiendo el volumen de una canción hermosa cuando yo me levanto soñoliento. Me cebás un mate, y con sólo saber que hay sol, hay florcitas en el cantero y vos estás allí, ya es el dia más feliz de mi vida. Pero lo es más cuando empezás a cantar, moviéndote en tu silla, yo te hago un mimo torpe y te levantás a bailotear sin que importe cuán minúsculo es el espacio, festejando la vida con tu cuerpo de mulata rubia. Me invitás y yo me entrego, aun sabiendo que la anatomía no me lo permite, a seguirte. Me siento flotar, trascendido en los sentidos, descubriendo lo fácil que es bailar cuando se está volando. Un abrazo nos fusiona, mientra la música sigue, y te huelo, y me oles, tan profundamente atraídos, tan sentidamente conectados, que sólo atinamos a juntar piel abandonando cuanta ropa exista en nuestros cuerpos sobre ese piso.

Hay tantos otros recuerdos que quiero atesorar que son, en realidad, todos. Verte pintar un domingo a la tarde, por ejemplo. Conversar mientras hurgas mi espalda y yo me voy durmiendo de a poquito y llenando de paz.

Quiero no olvidarme nunca que vos fuiste la compañera que me dio el aliento con dulzura y con simpleza me señaló los motivos para retomar lo abandonado, para soltar amarras, para madurar. Que me enseñaste a valorar lo que era y me hiciste mejor. Porque algo tenia, sí (te enamoraste de mi) pero hoy, o mañana, cuando esté fuerte otra vez, seré mejor. Gracias a vos y al amor que nos dimos seré mejor.

Quiero que seas feliz, sin condiciones, sin miedos, sin calendarios. Que te sientas libre, plena de nuevo. Quiero ser fuerte para permitirte eso, porque lo mereces. Que puedas volver a brillar y a alumbrar a alguien como me alumbraste a mi. Y quiero, también volver a ser feliz. Que seamos felices de nuevo, no como lo fuimos, que fue, como siempre lo es, único, pero sí tan intensamente. Porque los caminos siguen, mujer, siempre siguen y tengo aceptar con dignidad que a veces se bifurcan.

Pero si alguna vez, quizas no pronto, nuestros caminos se vuelven a cruzar, otra vez sanos, llenos de amor para darnos, anhelo que no haya miedos, ni rencores, ni reproches y que los caminos se queden juntos por un larguísimo trecho, lleno de sueños, e hijos, de risas, canciones y nietos. Llenos de nuevo. Saciados de felicidad.

Y si eso no ocurre, puede pasar, quiero que sepas siempre que este hombre te amó y se sintió amado y nunca, jamás, va a olvidar cuanto.