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Artículos de esta sección

  • Felices Quince

    , por Martín Gaitán

    El sábado a la tarde todo salía mal, como predijo don Murphy, el más informado de los optimistas. Eran casi las ocho y media y la internet se empecinaba en su paso de tortuga, las computadoras (todas) me sacaban la lengua desde el cd-rom, y mi humor ladraba golpes contra el escritorio. Estábamos invitados a las diez. Pero al terminar ese video que intentaba con desesperación, debía sacarle fotos a la cumpleañera en el Parque Sarmiento. Porque sería una fiesta con esfuerzos pero, ya verán, fiesta (...)

  • El pibe del pool

    , por Martín Gaitán

    En la calle San Luis, cruzando la ruta 22, a la salida del Taller o en alguna rateada espontánea, quedaba el Green Bar. Era un antro con mesas de pool donde la mitad de la Enet Nº 1, tres pungas, un dealer a la tardecita y algunos travas, se juntaban a pasar el rato de lunes a domingo. La rockola, algo ecléctica y siempre a todo volúmen, abarcaba desde Hermética a Gilda, pasando por Isabel Pantoja y Soda Estéreo. Como nadie le ponía moneditas, era el modo aleatorio el que mezclaba, sistemática y (...)

  • El otro bombardeo

    , por Martín Gaitán

    Tengo conocidas israelíes. Con Mariano hicimos una excursión de cuatro días, recorriendo las maravillas del suroeste boliviano. Tres chicas llevando a cabo la empresa común para todo joven israelí luego del servicio militar: un viaje de placer por un lugar exótico. Y placer, para la mayoría a los veinti y pocos, significa fiesta. Así que ahí andaban las chicas, por Sudamérica, probablemente sin saber bien en qué parte del mapa queda eso, pero en busca de algo divertido para hacer o comprar. En (...)

  • Quedarse

    , por Martín Gaitán

    Uno Sí, loco. Es increíble pero a la vez lo siento totalmente natural; ya no lo podría concebir de otra forma. A veces me doy cuenta que paso todo el día con ella pero se me pasa volando. Me da mucha alegría, mucha paz estar con ella. Ey, allá están los milicos de nuevo. ¡Qué cantidad de yutas que hay! Sí, ¿no?. Che, qué bueno eso, lo distinto que es construir una relación desde la naturalidad, desde la alegría y no desde el conflicto, aunque sea trivial. Yo tengo que buscar bastante para encontrar (...)

  • Evolución

    , por Martín Gaitán

    Hasta los dieciseis, cuando había fideos en la mesa, mi mamá me ponía un repasador como babero y me picaba los spaghettis en trocitos pequeños, de manera que se pudieran comer con cuchara y el trayecto plato-boca de la comida fuese menos interrumpido por la gravedad. A los diecisiete, fruto del esfuerzo didáctico de toda mi familia, aprendí a usar el tenedor. Significó el logro destacado por el que se brindó en la noche de año nuevo de 1999. Pero esto no siempre fue así. Me refiero a la didáctica (...)

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