Contener la respiración

, por Martín Gaitán

Era un goce extraño para mi, un premio especial y efímero, tomar alguna calle neuquina en bajada a la velocidad que conducía mi mamá y con alguna maniobra audaz de por medio. Una sensación en el pecho que me asustaba un poquito, pero que era a la vez muy placentera.

Duraba sólo un instante porque en general ibamos rápido y las pendientes neuquinas, al menos las interesantes, son cortas. Tal fugacidad me motivó a desarrollar una técnica para extender la duración del placer, que básicamente consistía en cerrar los ojos, contener la respiración y quedarme lo más quietito que pudiera hasta que ya no aguantáse más, o hasta que el rojo de un semáforo nos detuviera.

Una versión libre de mi técnica infantil estoy intentando en este momento. Me corre adrenalina por las venas, y no quiero que se vaya más.

Ya saben. El barrio. Los niños y las niñas. Sus carcajadas. Su asombro. Toda la magia. Y una escena que se me grabó: la abuela con sus nietas de la mano agradeciéndonos con una sonrisa que se le escapaba de la cara.

Y las compañeras, y los compañeros... cuanta entrega carajo, cuantos sueños ahí desnudados: tomen, acá tienen, este es el mundo en el que creemos. Lo queremos hacer con nuestras manos, y con las de todos ustedes.

Son las dos de la mañana y hace un rato se fueron l@s cumpas de casa. Vinimos a festejar, a abrazarnos, a elevar una copa por habernos demostrado que con ganas, con solidaridad y organización, cualquier objetivo que nos propongamos está a nuestro alcance. Y eso dice que está al alcance del pueblo.

Estoy exhausto. Pondré música de fondo. Alguna canción que hable de hoy, de esto que siento, y de cada una de esas personas que me hacen creer que se puede. Mientras escuche, inmóvil, voy a cerrar los ojos y a contener la respiración .

Aquí están

Falta y Resto

Florecen en el viento fresco de primavera
Anidan en los montes a orillas del amor
Son gotas de rocío que empapan la esperanza
Son luz de un arcoiris de infinito color
 
Viven en la memoria de todas las esquinas
Rugen entre las olas tormentosas del sur
Gritan desde el recuerdo su alarido de triunfo
Aparecen cantando su eterna juventud
 
Recitan la poesía de los amaneceres
Tibio y claro silencio de una voz que no está
Aparecen corriendo para hacernos la pica
Y liberar al último que falte liberar.
 
Juegan todos los juegos que jugaron de niños
Bailan todas las danzas que les toque bailar
Son carne, piel y huesos de esa patria marchita
Que de su sacrificio habrá de germinar
 
Son la voz de la noche, la piel de la mañana
Aroma de la feria, un sol en el pretil
Unas adolescentes sonriendo enamoradas
El retumbo en los barrios que agitan tamboril
 
Aparecerán siempre que querramos buscarlos
Cual calcio en las entrañas de un país fraternal
Sangre sobre los surcos cultivando conciencias
Cosechando alegría, siempre aparecerán.

P.-S.