Suerte
, por
Mi papá me contaba en su último email:
(...)como siempre, el trabajo es lo que ocupa la mayor parte de mi tiempo. Por un lado es bueno en estos tiempos en que tanta gente no lo tiene, y yo por suerte tengo bastante. Sara, la sicologa, solía decir que no es correcto adjudicarlo a la suerte, sino mas bien al resultado de muchos años de esfuerzo, de responsabilidad y sacrificio. ¿Cómo está el tema del trabajo en Córdoba?
Intentando responderle a mi viejo queria contarles un poco sobre este tema. Poseo pocas herramientas: no tengo cifras, conozco poco de la ciudad y nada de la provincia. Sólo tengo abiertos los ojos, vivo en un piso 19 de Nueva Córdoba, veo a veces el noticiero local y camino bastante a toda hora.
Nueva Córdoba es el barrio lindante al Centro, hacia el sur, entre Bv. San Juan y Ciudad Universitaria. Es (como ya he dicho) una subciudad, una burbuja como dice Dany, y eso por varios motivos:
- casi todos los habitantes son estudiantes del interior de Córdoba o de otras provincias, mayoritariamente del norte o del sur del país. Con un target tan concentrado, el comercio flexibiliza sus rubros, ofertas y horarios para los jóvenes consumidores. Asi podemos encontrar librerias, centros de copiado y gimnasios abiertos hasta las 12 de la noche; Maxishops de 24hs, ese rubro comercial indefinido que vende casi todo lo que uno pueda necesitar, a un precio que aumenta de acuerdo a la cara de necesidad del cliente; deliveries de todo tipo de bebidas y comestibles (¿y fumables también?). Lavaderos, restaurantes de todos precios, cibers y locutorios abundan. No voy a olvidarme de los muchos bares, pubs y boliches que hay.
- Parece que la industria universitaria cordobesa tiene pujanza, y eso se lo veo desde mi ventana. Es una sola masa de edificios que sólo tiene huecos en los que están en construcción, y alguna que otra iglesia. Las pocas casas que quedan, si tienen dimensiones de terreno acordes, valen una fortuna sin importar en qué estado se encuentren.
- Jazmines, estampitas, golosinas y revista "La Luciérnaga" que escriben jóvenes en rehabilitación de drogas; fundas para celulares, cds truchos con tapita y todo, plarinés, panchos (no electrónicos) y Diario La Voz; posters de La Mona, La Barra, Trulalá y relojes marca "ROLEK". Todo eso, y muchisimo más, se vende en la calle. La mayoría de estos vendedores son niños.
Apenas uno se aleja de este barrio, el paisaje cambia rotundamente. El sol vuelve a pegar en la cara, y eso no es metáfora de nada, sólo que ya no hay edificios. Los pibes en las esquinas, muy parecidos a los que cuadras atrás me ofrencíann flores "para tu enamorada o tu madre", ahora patean una pelota deshilachada y me dicen algo parecido a un insulto porque yo visto una camiseta de Cipoletti, muy similar a la de Talleres, y ellos (intuyo) son de Belgrano.
Desde que estoy acá, dos accidentes fatales ocurrieron en las obras: la primer victima (un obrero cordobés) cayó desde un quinto piso junto a su compañero, quien quedó en gravisimo estado pero se salvó. El otro accidente ocurrio anteayer, era un pintor de nacionalidad boliviana (contaba la cronista en el noticiero), y cayó desde un décimo piso cuando la soga que sostenia su arnés se cortó mientras revestía el ladrillo visto con sellador.
Me puso muy triste esto. No puedo evitar acordarme de mis abuelos y de verles sus manos curtidas y sus caras arrugadas de laburar todo el dia y todos los dias, en codiciones miserables e injustas.
Sé que la rubia no tiene la culpa, pero es toda una postal mirada desde esta altura: sábado 4 de la tarde, el sol satanizado contra el asfalto y nosotros pagando los platos de semejante calor. La rubia toma sol boca arriba y se pone crema a cada instante. Mientras tanto, justo enfrente, en uno de los edificios en construcción, tres obreros acarrean en sus hombros bolsas de cemento y de cal. Como mi viejo, que también se rompe el lomo laburando, ellos tienen "suerte" de tener trabajo.