La otra dictadura

, por Martín Gaitán

" Si yo no ardo, si tu no ardes ¿Cómo de las tinieblas haremos claridad? "

Nazim Hikmet

Mi libro de baño predilecto de estos dias es "INTRODUCCION A LA INFORMATICA, Versión Operacional en GNU-Octave. Año 2004". Es un ladrillo (fotocopiado obviamente) de 300 y pico páginas, que da un montón de certezas para muchas cosas sobre programación que sé de oído. El autor, Carlos Bartó, es el director del Departamento de Computación de FCEFyN de la UNC. Traducido: uno de los capos de la carrera que elegí.

Tuve oportunidad de conversar con él un rato, hace un par de semanas atrás. El comienzo fué medio accidentado. A pesar de que casi todos los dias paso por la facultad, aún no ubico todas las oficinas, y por eso pregunto. Pero si preguntando se llega a Roma, ¿por qué me costó tanto encontrar el departamento de computación?

Una de dos: era lunes o miercoles, y eso porque habia salido de inglés un rato antes. Lo seguro es que era mediodía y hacia calor, chocolate por la noticia. Llegué al aula "107" justo cuando Bartó (que hasta ese momento yo no conocía) bajaba una escalera entre la oscuridad.

— Hola,¿el departamento de informática es acá?
—De computación, sí. Ahora no te puedo atender, pero ¿qué necesitás?

Transpiré (más), la cosa no iba bien. No tenía planeada una síntesis para decirle mientras se alejaba de a pasitos cortos, pero vociferé algo que, vaya a saber por qué, lo hizo aflojar.

— Bueno, vení, acompañame. Me vas contando por el camino.

En el pasillo hasta llegar a la fotocopiadora ya pude ponerlo al tanto de que la suya es una de la materias que necesito rendir libre, que estoy en trámite de pase, y etcétera. Me pidió un ratito cuando sacó fotocopias, luego compró una gaseosa y un sandwich y nos sentamos en una mesita del bar, mientras él almorzaba.

— Mirá, la materia es fácil, si tenés idea de programación no te va a costar. Este año hicimos un apunte sobre Octave, antes dabamos Matlab que es casi lo mismo
— Si, ya lo saqué al libro.

El hecho de que me haya permitido plantearle mis dudas en ese momento fué una gentileza que luego agradecí. Ya no tenía mucho para preguntarle sobre la materia, y casi espontaneamente la charla fué cambiando de dirección.

— Estoy esperando que me manden una materia más que rendí antes de venirme, pero con la Universidad del Comahue está tomada hace mas de 20 dias, no hay actividades.
—¿Si? No me enteré nada. ¿Por qué?
—Sobre todo en ingeniería, los estudiantes se opusieron a las acreditaciones de CONEAU, y a la Ley de Educación Superior
— Mirá vos, yo me acuerdo cuando estudiaba, hubo una lucha muy grande en el 68, y perdimos el año. Hasta hace poco, las materias eran todas anuales así que la lucha la ganamos, pero perdimos el año académico. En esa época habia participación en serio.
— ¿Usted estudió acá? <
— Sí, sí. Bueno, allá en el centro.
— Sabe que es algo que me llama mucho la atención, casi no conozco a nadie, pero como estoy bastante preguntando sobre mis papeles me quedo por acá y observo. He charlado con los chicos del centro de estudiantes, y noto una depolitización muy grande. Es como que a cada uno le interesa nada más que lo suyo, y lo demás que explote. Por ejemplo esto de las acreditaciones, casi que ni siquiera se sabe que és.
— Si, los centros de estudiantes ahora son el parche. Buenos chicos, pero parecen funcionarios. Fijate, este bar es una Cooperativa. O sea, esos chicos tienen un trabajo ahí, no es una beca. Y te puedo decir casos de gente, no estos pero los hubo, que dilataron algun tiempito los estudios por que acá estaban bien cómodos.
— Yo he leído y mis viejos me han contado que el movimiento estudiantil era muy poderoso en la época que usted estudió, ¿Fué el Cordobazo en esos años, no? ¿Qué sucedió, por qué hay tanta apatía ahora?

Bartó me escuchaba con atención, ya había acabado su pebete de jamón y queso, y daba el último trago a su gaseosa.

— La dictadura pegó muy duro acá, se perdió mucha gente, algo que dolió y sigue doliendo. Y después vino la otra dictadura: el menemismo. En esos años se perdió todo lo poco que había de participación, y no sólo en la universidad.

Me acordé de este diálogo ayer, cuando charlaba sobre esta apatía con Laura, la Pety. Me afirmaba que ella iba a la facultad "a estudiar", y que si todos hicieran eso, este país no estaría como está. Cuando esa discusión moría con más pena que gloria, alguien comenzaba a contar sobre las cirujias estéticas que se haría si le alcanzara el dinero.