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Viaje
Sábado 23 de octubre de 2004, por
Algunos kilometro más allá, radio calf ya no se escuchó, y al cambiar de sintonía Martín Palermo me regaló un gol de chilena fabuloso, increible. No lo vi por tele, pero yo supe como fué. Me lo dedicó, claro.
Fué en Gral Roca cuando ella subió. Hasta ese momento era uno de los pocos en el colectivo que iba sin acompañante de asiento. El 20p acogia cómodamente a mi mochila que rebasaba de libros, cds, y papeles pro burocracia.
Rubia por opción, anteojos para sol en degradé bien fashion, cinturita al aire, remerita sin mangas, sonrisa preciosa, saludos efusivos a papá y a bebé NN. La miré desde que subió..."bombón!, por favor, sentate acá", grito mi otro yo, pero en silencio.
Ella caminaba, y miraba hacia ambos lados en busca de los numeros hasta que llegó hasta el mio. Mi pulso se elevó considerablemente mientras mi voz interior clamaba "acá, acá, acá, acá". Y no, pasó de largo. Desazón, tristeza infinita, sentimiento de derrota.
Pero Dios existe, queridos amigos. Eso que algunos llaman milagro sucedió, y ella volvió sobre sus pasos para preguntarme "¿Este qué asiento es?" . Sea cual sea, sentate acá, contestó canchero mi otro yo (aunque ella no lo escuchó). A mi me salió un "el 20", con la voz mas aflautada y galloclaudesca que puedan imaginar. Sonrió (de nuevo), y se sentó junto a mi. "Hola, soy Vanesa ¿vos?".
Cuando pude hablar todo fué más fácil. Me convidó galletitas y chicles, le presté mi discman para que me lo ensucie con La Oreja de Van Gogh, charlamos de las razones de nuestro viaje, mis sobrinos Camila y Joaquin, ese era bebe que cuido, y un etcétera bastante largo.
O no fui muy exagerado en mi relato, o comparto las cánones del jurado que la elegió Reina del Estudiante de Gral Roca, unos años atrás, segun me contó. Despues apareció Brad Pitt en el televisor para quitarme toda su atención por un buen rato.
Fue un lindo viaje, hasta tengo su número de celular y una invitacion a la próxima fiesta con sus "amigas de Córdoba". Debería llamar ¿no?
Pero esto no es una novela, mis queridos, y entonces no tiene final feliz. Sepan primero que por regla, jamás de lo jamases se debe preguntar sobre el "estado civil" de una mujer con quien conversamos. Preguntar eso es ceder espacio, es permitir el arribo de una destructura respuesta del tipo "mi novio me espera en la terminal" o "ufa, me hiciste acordar, lo extraño un montón". Total, que nos importa ¿no?. Aunque claro, también deben estar advertidos que no preguntar nada, ni siquiera tangencialmente, eleva la ilusión y nos vende la falacia de que ya ganamos algo por conseguir un teléfono.
Fué asi que mientras bajaba sus bolsos, ella se besaba en la dársena lindante con un novio feo, muy feo, con cara de mal tipo y que seguro la engaña. Pero
lo peor de ese tipo, es que no era yo. Depués se acercó, y me regaló un "Chau Martin, nos vemos. Un gusto eh!".
Mensajes
25 de octubre de 2004, 21:59, por elena
¿Qué significa destructura?
Ver en línea : http://joaquin
27 de octubre de 2004, 11:21, por Tiago
Muy lindo esto... no sabía que te habías mudado!
Y te odio. A mi siempre me tocan gordos enormes con mal olor, que se sientan del lado del pasillo aplastándome contra la ventanilla, y que apenas suben se acomodan, reclinan el asiento, y roncan de punta a punta del viaje mientras se babean, me clavan codos en lugares espantosos...
La única vez que me tocó una linda niña al lado la hijaeputas apenas se sentó me miró y me dijo: "SEÑOR".. me dice la hora? (yo tenía 22 años, aclaremos). La sigo odiando.
Suerte en tu estadía cordobesa!
23 de marzo de 2005, 20:16, por Saskia
reitero lo que ya dije en otro comment, llevo diez años viajando de La Rioja a Bariloche y viceversa cada verano y cada invierno y una sola vez, de todas esas, me tocó un guaso DI VI NO en el trayecto Bariloche-Mendoza que se iba a escalar el Aconcagua. Me han tocado depresivas que lloraban a baldes y me contaban sobre las pastillas que tomaban para "calmarse" hasta un auxiliar de abordo de reconocida empresa donde limita el mar con los andes que me invitó sin preámbulos hipócritas a apretar en el asiento de atrás. Pero nunca en todos estos años me hice de un teléfono y nadie se hizo del mío.