Portada del sitio > Blog > Trescientos metros

Trescientos metros

Viernes 3 de febrero de 2012, por martin

¿Estarás pensando en mi en este momento ? Salgo al balcón y el ruido
de ciudad me cachetea. Miro hacia el sur, calle abajo, estirando el
cuello todo lo que puedo, anhelando que la física no exista para que
estos trescientos metros que nos separan se hagan un centímetro, donde
el mundo es mucho más lindo, para poder verte sonreir y abrazarnos un
instante eterno.

Voy por la calle, ojos tras lentes oscuros sobre zurcos salados,
intentando no pensar. "Hay ayeres y hay mañanas / pero no hay hoyes"
escribió Benedetti. Hoy, un vacío único, el abismo singular. La
felicidad de los mañanas que los ayeres me invitaron a soñar, hoy se
me escapa de mis manos como estrellitas, demasiado pequeñas para lo
inabarcable.

Cómo no pensar, cómo no pensarte, y sentir que el estómago es un nudo
apretado que se abroquela como un cascarudo, de puro extrañarte, de
puro pensar que estarás pintando con acuarelas de lágrimas y mis
brazos, y mis labios, están lejos.

Suena el sapito del teléfono, un mensaje. Me abalanzo sin poder
engañar el deseo de que seas vos, que sean tus palabras diciendo que
me amás, que te espere, que estás viniendo, que vas a juntar fuerzas a
tu sur de fuegos y brisas y colores, para ser feliz sin miedos,
como ayer, muchos mañanas. El mensaje es de un numero que no tengo y
de nuevo el cascarudo se acomoda en mi panza.

¿Cómo pude decirte que no voy a luchar por tu amor? Esta es mi lucha,
mi vida. Lo es saber, aun bajo el dolor insoportable, que este trance
es un acto de dignidad. Tu valentía de aceptar las dudas: no te
conformes nunca, mujer, con un amor que no te estremezca. Mi lucha, mi
dolor, mi esperanza: que me sientas por allí donde vayas, que me
busques cuando llegues, que yo esté allí, esperándote, y esta vez me
beses en la boca. Porque no vas y venis, el camino es siempre hacia
adelante, y no hay regreso posible a las alegrías intensas de ayer,
sino llegada a otras, parecidas pero más fuertes, cicatrizadas, llenas
de vida, de nuevos proyectos, de preguntas de Milay, de poemas y
dibujos, de fotos y viajes, de bailoteos y zambas. El deseo, el más
deseado de mi vida, es que nos encontremos del otro lado de las nubes.
Ojalá que pronto.

Me escribió mi mamá. El email más bonito que puedas imaginarte. Me
pidió un permiso retroactivo que no esperaba respuesta sino contarme
que te escribió, también, dándote su abrazo de mujer valiente, de
mujer que sabe amar. Mi papá también, no sabés cuanto amor me hace
sentir. Mis hermanos, me llaman, más cercanos que nunca, rompiendo
costumbres de silencio idiota, para abrazarme y decirme que tienen sus
casas abiertas siempre para mi. Me emociono y lagrimeo de nuevo.
Enésima vez del findesemana.

Pienso entonces en tu familia. En tus viejos, en tus abuelos. Cuánto
los quiero, cuánto los admiro. Me pregunto si estarán ya en Ushuaia,
esperándote con un abrazo y un matecocido con pan de madre en la
montaña. O estarán aún viajando, rodando ruta tres, masticando
sorpresa, quizas, sintiendo que les raspa la noticia en el asfalto.
Pero siempre pensando en vos, anhelando que se convierta en plenitud
la libertad que te enseñaron a amar, a construir y cuidar. Quisiera
hablarles, decirles que me lamento no haberles dicho de otra manera
que no sea con guisos lo lindo que son, lo maravillosa que es su
familia, y darles las gracias por vos.

Boca campeón, alegría a destiempo, bocinas de azul y oro que yo no
alcanzo a sentir ni disfrutar, aunque imagino los ecos del pueblo
contento y me hace bien a la distancia. Mi vieja me cuenta — "tres a
cero"— y me muestra fotos embanderada de bostera. Me hace reir. Quise
contarte del finde pasado, de ir a la cancha, de ver a la gente saltar
y abrazar a sus hijos en la tribuna, de tener ganas de que estuvieras
allí, para darte un beso y que te sintieras feliz aunque no supieras
las razones sin razón de tanta fiesta. Quise contarte de mis primos,
darte sus saludos, su quepenaquenovino, su admiración por tantas cosas
bellas que hacés y se filtran de a gotas en tu facebook. De mi tia,
que afeitó su cabeza por la quimio, sin lástimas ni pelucas, sin pañuelos ni
llantos. Con miedos gigantes, inenarrables, pero con la hidalguía y la
ternura de quien se anima a vivir.

Quise que el regreso sea con magia. Ilusión en la deseperación. No hay
beso en la plataforma 20, se supo pero no se creyó. Mi reacción:
quedarme un paso atrás, cerrar los ojos y machacar mi cerebro con
muchos "esto no está pasando" mientras compro levadura y salsa de
tomate. Creo que no voy a comer pizzas por un tiempo.

Por qué. Sé que no es tiempo de porqués pero no puedo huir de su
repique, como un candombe que me sigue a donde voy. Recuerdo tus
chistes de mimancia: "voy a tener que dejarte para que escribas". Por
qué no te escribí, me pregunto. Por que no inventé las palabras para
decir lo que las que existen no podrán decir jamás. Decirte no como
posdata sino como lugar y fecha, que con vos vivía la vida más bonita
que pude imaginar. Que era feliz. Todo el tiempo feliz con vos al
lado. Lo quise decir, mi vida, aun en mis silencios toscos, en mis
masas con mucha sal, en mis yo te apoyo, va a salir todo bien. Pero,
por qué pregunto, si pude escribirtelo sin drograrme de esta nostalgia
que me ablanda los dedos pero también los miedos.

Puedo decirte acá, Nati, que te amé, te amo y te amaré durante mucho
tiempo más allá de lo que yo mismo alcanzo a darme cuenta. Que si
alguna vez imaginé una compañera, esa imagen quedó sonrojada al verte
a vos, y al vernos a vos y a mi juntos. Sé que lo sabés, mi vida. Lo
sentirás del otro lado de las nubes. Donde te espero.


Córdoba, 5 de diciembre de 2011

Mensajes

  • que hermoso... lloro mientras leo y reconozco mi propia historia. Un abrazo

  • gracias por el texto :)

    Ver en línea : link

  • Precioso, conciso y somero; me recuerda a la Zenaida (cuatrocientos kilómetros tiene la ciudad donde vive Zenaida, voy a ver si la encuentro para ver si me da su palabra...), Aquí la palabra ya está dada y se trata solamente de 300 metros, por lo que hay más esperanzas de ya pronto estar juntos... y ver realizados los sueños de los ayeres y de todos los tiempos...