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Evolución
Jueves 11 de diciembre de 2008, por
Hasta los dieciseis, cuando había fideos en la mesa, mi mamá me ponía un repasador como babero y me picaba los spaghettis en trocitos pequeños, de manera que se pudieran comer con cuchara y el trayecto plato-boca de la comida fuese menos interrumpido por la gravedad.
A los diecisiete, fruto del esfuerzo didáctico de toda mi familia, aprendí a usar el tenedor. Significó el logro destacado por el que se brindó en la noche de año nuevo de 1999.
Pero esto no siempre fue así. Me refiero a la didáctica de mi familia, porque sí fué siempre así mi dificultad en la ingesta. Todos y cada uno, exceptuando quizás a mi papá, arguyeron una amenaza en forma de vaticinio. Decían que alguna vez, cuando tuviese novia, mis futuros suegros organizarían un almuerzo de presentación muy protocolar, y por justicia del destino me servirían spaghettis. Allí pagaría las consecuencias de mis malos hábitos.
Con la boca un poco llena, y limpiándome con el babero la frente, yo me defendía diciendo que la mujer que me amara sabría distinguir las cosas que verdaderamente importan... y además de decirme cuáles son, me enseñaría a comer bien.
Casi diez años después soy un homo sapiens sapiens instruído, poseedor pleno de la técnica para usar cubiertos (¡incluyendo el cuchillo!), aunque sigo prefiriendo todo tipo de alimentos en formato sandwich (¡incluyendo los spaghettis!). Abandoné el babero, no por falta de repasadores ni de la cercanía de mi mamá como argumentan algunos, sino porque ya no lo necesito. Además, superando toda expectativa, uso servilleta, y no por falta de mantel.
Pero hay más: también tengo novia. Es una mujer hermosa que sabe distinguir las cosas que verdaderamente importan. Me las dice. Y me las hace sentir.
Como ya no tiene que enseñarme a comer, me enseña a amar, más cada día, cada vez más. Ya aprendí a usar el cuerpo y el alma al mismo tiempo, y la gravedad no me afecta. Vuelo.
Mensajes
12 de diciembre de 2008, 05:58, por waldo
Bien por tí, Martín. Te envidia alguien que no pasa de la cucharita (cuando lo obligan por no dejarlo comer directamente con las manos...)
12 de diciembre de 2008, 10:08, por Elena
Qué bueno es Amar y sentirse amado!!! Lo esencial es invisible a los ojos, dice el Principito... pero, mis mejores augurios es que te enfrentes a los spaguettis de la suegra. Ja ja!!!
12 de diciembre de 2008, 11:53, por Gabriel Ludueña
Y miren como pasa la evolución de la humanidad no por los utensilios que podemos usar mejor o peor, sino por el AMOR que es lo que verdaderamente nos hace crecer y evolucionar, haciendo parecer a todo lo demás como allá abajo (aplastado por la gravedad)... Bien dice mi amigo Tincho que el amor nos eleva, y celebro entusiastamente que haya descubierto su alma, la parte más importante de su cuerpo, tanto que seguirá por toda la eternidad escribiendo este tipo de cosas que uno le llenan precisamente el "alma"... Tuve la suerte de conocer a la novia del Tin hace algunas semanas, y apenas un par de horitas a la tarde en el Río Grande, la verdad que me parecieron uno el complemento del otro, y que es el amor verdadero sino eso... Byeee abrazo gigante y éxitos. GNL
25 de diciembre de 2008, 00:03, por Vlad
Hey tincho que lindo saberte volando o levitando desde la fuerza demoledoramente hermosa del amor. abrazos hermano
Levanto la copa a por vos!
31 de diciembre de 2008, 03:09, por Facu
Querido Primo, que bueno es leer esto, la verdad es que me pone muy feliz,te deseo todo el bien y el amor para vos y para ella. la verdad es que tenes buena punteria primito, espero tener el gusto de conocerla promto, el amor nos transforma en seres casi desconocidos para nosotros y sobre todo, ilumina todo aquello que pensamos que siempre iba a estar oscuro.
un fuerte abrazo atraves de esta pagina