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Sobre la obligatoriedad de la PPS
Martes 29 de julio de 2008, por
La Ley Nacional de Educación Superior, promulagada en 1995, estipula en su artículo 15 que las carreras de educación superior no universitarias deberán “prever como parte de la formación la realización de residencias programadas, sistemas de alternancia u otras formas de prácticas supervisadas, que podrán desarrollarse en las mismas instituciones o en entidades o empresas públicas o privadas”, mientras que el artículo 43 establece que los planes de estudio para carreras universitarias “deberán tener en cuenta los [...] criterios sobre intensidad de la formación práctica que establezca el Ministerio de Cultura y Educación, en acuerdo con el Consejo de Universidades”.
Estas directivas son las que sustentan el sistema de pasantías universitarias y los regímenes de prácticas pre-profesionales obligatorias.
En el caso de Ingeniería en Computación, la PPS obligatoria fue establecida a partir de la modificación del plan de estudios del año 2005, respondiendo al requerimiento de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria, organismo dependiente del Ministerio de Educación, para la acreditación de la carrera.
Que una carrera de grado tenga como requisito obligatorio la realización de una práctica profesional es una disposición discutible.
Por un lado, la formación integral de un profesional requiere, sin lugar a dudas, la capacitación práctica y concreta que le permita la asimilación cognitiva de los conceptos adquiridos en su formación académica.
Sin embargo, muchas veces esta experiencia práctica no puede brindarse desde la misma Universidad, en parte debido al ahogo presupuestario al que han sido sometidas las Universidades Nacionales, originando un creciente vaciamiento del sistema y obstaculizando el normal desarrollo de la formación del estudiante. Se generaron así las condiciones subjetivas que justifican la necesidad de formación extra universitaria: “En el mundo de las empresas se trabaja con tecnologías y equipos de vanguardia” suele decirse.
Otro argumento es que la formación universitaria no puede satisfacer aspectos formativos propios del mundo laboral, y el entrenamiento en un entorno profesional real y de incumbencia aporta al estudiante herramientas para favorecer la transición.
En un escenario ideal, esa justificación sería muy válida, pero en la realidad imperante muchos factores condicionan su veracidad.
En primer lugar, el mismo detrimento del sistema educativo, sumado a las condiciones económicas en la que está inmerso el país y el mal diseño curricular de varias áreas de la carrera, constituyen un marco en el cual la duración nominal dista mucho de ser la duración real para la obtención del grado, sin contar con los grandísimos índices de deserción temprana. En ese sentido, la obligatoriedad de la práctica no favorece al mejoramiento de esta situación ya que es el estudiante, ya apremiado por la duración de su carrera, quien debe disponer de su tiempo y energía para resolver el lugar y las condiciones donde realizar su práctica, dificultándosele el análisis que le permita elegir una oferta realmente valiosa para su formación. Esta situación favorece a empresas del sector privado que utilizan los sistemas de pasantías y prácticas como mecanismos de contratación de mano de obra calificada muy barata o gratis, incluso muchas veces alejadas de las incumbencias profesionales.
Otra utilidad de los regímenes de pasantías para las grandes empresas, según un artículo publicado en el periódico Página 12, es que les “permite reclutar futuros talentos y conocer candidatos con potencial, por un mecanismo más simple y menos costoso que el de la selección tradicional. Los programas de pasantías contribuyen a generar la imagen de empleador de preferencia, importante para seducir los buenos recursos humanos. Aunque resulte a priori contradictorio con el todavía elevado desempleo, la realidad es que existe una importante demanda laboral insatisfecha en el segmento de los jóvenes profesionales y las empresas buscan cómo disputarlos.”
Tal demanda laboral insatisfecha es notoria en el sector de I.T. al que petenece mi carrera, y son muchos los estudiantes avanzados que se ven tentados o necesitados de trabajar (o, por caso, continuar la pasantía/práctica realizada), dificultando aún más la obtención de su título.
Por último, la obligatoriedad de la PPS no contempla en absoluto la posibilidad de que un estudiante sea a la vez trabajador en un área fuera de la competencia curricular de la carrera (no valiendo su trabajo como PPS) y necesite de su remuneración para subsistir. Quedaría así ante la necesidad de realizar larguisimas jornadas laborales para responder a ambas demandas.
La no definición sobre las condiciones de remuneración y la ausencia de obligación para la Unidad Académica de conseguirle al estudiante un lugar de práctica idóneo, no hacen más que agravar esta situación, poniendo al estudiante en clara desventaja ante una eventual negociación con una potencial empresa receptora.
Dado que la Ley de Educación Superior está pronta a reformarse, sería deseable una rediscusión sobre estos aspectos.
Este artículo forma parte del apartado "Balance y conclusiones" del Infome Final de Práctica Supervisada presentado a la Dra. Carmen Rodríguez, supervisora del régimen de prácticas, y por su intermedio a la Universidad Nacional de Córdoba. El documento completo puede bajarse desde aquí.
Mensajes
30 de julio de 2008, 13:28, por waldo
Estoy totalmente de acuerdo con que la PPS puede verse como un mecanismo para que las empresas tomen estudiantes ’a prueba’ durante un tiempo. Es mano de obra altamente calificada (que sin duda pasarían mucho de los filtros de personal que aplican hoy las grandes empresas de desarrollo de software en Córdoba) empleada pseudo gratuitamente.
Lo que tratamos de hacer en la empresa que trabajo, es dedicar las horas de pasantes a proyectos de Software Libre no facturables. Esto es, poner nuestro granito de arena para mejorar la comunidad del SL sin recibir (como le pasa al pasante) retribución a cambio.
¿Te dieron algún tipo de feedback del informe que presentaste? Eso podría ser interesante de leer.
30 de julio de 2008, 23:04, por MartÃn Gaitán
waldito, lamentablemente la mina esta leyó el informe de reojo mientras me realizaba la entrevista. En general, se dedican a poner sellitos.
Como en esa charla fui exponiendo oralmente algunas cosas, y a la mina le pareció interesante (o se vió sorprendida de que uno "tenga opinión") me puso un 10, me sonrió y me despachó.
la mediocridad "amediocra".
18 de agosto de 2008, 21:37, por AruaL
Como te había dicho, tengo buena memoria y me di una vuelta por tus textos y pretextos. En toda esa vuelta, me detuve por aquí ya que es un tema que nos alcanza a todos como estudiantes universitarios. Da para mucha charla, pero te puedo contar cómo viene la cosa por mi casa de estudios, la facu de lenguas. Tenemos un profe que "intentó/a" (y el verbo en comillas no está al vicio) establecer prácticas profesionales obligatorias para los futuros traductores de los distintos idiomas. Y vale la aclaración, "para los traductores"; debido a que los estudiantes del profesorado ya cuentan con prácticas/observaciones y demases en distintas instituciones educativas, ya sean privadas o estatales, sin ningún tipo de remuneración y como pura práctica docente. Esto está previsto en el plan de estudios de cualquier carrera docente.
Pero en el caso de mi comunidad, la de los "palabristas" o... me permito la humilde designación de "transmisores culturales", no contamos ni siquiera con un laboratorio-taller de traducción en nuestra casa de formación. Una de las tantas falencias de nuestro plan de estudios es la escasa práctica de nuestra tarea traductológica o la incoherente orientación de las materias linguísticas afínes para traductores y profesores sólo hacia el área de estos últimos.
Entonces, la idea de este profe no nos cayó tan descabellada. A falta de práctica, lo que queremos es más práctica. La cuestión es cómo, dónde, por qué y para qué queremos esa práctica. Respuestas muy importantes a encontrar ya que nos van a definir como profesionales de lenguas al servicio de la cultura. O no. Si estas prácticas se dan en ámbitos donde el único objetivo es sacar ventaja de los que se quemaron las pestañas (y muchas otras cosas más) para formarse y sólo se ve en éstos un instrumento para engordar el negocio individual, no nos metamos ahí porque estamos fritos.
Sin embargo, y para que no todas sean pálidas, puedo contarles sobre un foquito que se prendió en nuestra casa hace un par de añitos y que todavía sigue iluminando, aunque no con tanto alcance como quisiéramos. Otra profe de traducción trajo la necesidad planteada desde la Facultad de Filosofía y Humanidades de que los alumnos tenían textos para estudiar temáticas muy actuales en inglés, cuestión que en realidad les dificultaba mucho el proceso. Todos sabemos que el acceso a los idiomas es "restringido" (y no por cuestiones de seguridad justamente) y/o que no todos tenemos por qué leer en otra lengua que no sea la nativa. Entonces, nuestra traductora/profe no tuve mejor idea que armar grupos de traducción voluntarios para trabajar con dichos textos. Lease bien: voluntarios. Nadie estaba obligado a hacerlo. Para aquellos que nos enganchamos, fueron alrededor de 2 meses de trabajo donde se habrán traducido alrededor de 50 artículos de revistas científicas. Trabajabamos en grupos de 2 ó 3 y siempre lo hacíamos en nuestras casas acompañados con mates, criollos y puchos. Nuestras clases semanales se invertían para plantear nuestras dificultades, y trabajar soluciones; y también para comunicarnos con el profe solicitante por cualquier duda terminológica o conceptual. Es así como al cabo de esos meses de mucha traducción e investigación, nosotros habíamos tenido una experiencia de trabajo real con una función de extensión hacia nuestros compañeros universitarios. En definitiva, es cuestión de mirar un poquito para los costados y ver qué podemos hacer, y saber que podemos hacer mucho.
¡Saludos!
19 de agosto de 2008, 12:32, por MartÃn Gaitán
Hola Laura. Gustazo que te pases por acá, y con semenajante comentario. No esperaba sumar una lectora justo en el Baile ... mientras moviamos las cachas al son de "hoy quiero amanecer en una cabaña... y ver la lluvia caer". Sorpresas que regala el camino cuando uno intenta andarlo con alegría.
Sobre lo que decís: "En definitiva, es cuestión de mirar un poquito para los costados y ver qué podemos hacer, y saber que podemos hacer mucho". No lo dudo, y en eso ando siempre. Como vos, mis (no demasiada) formación técnica profesional, intento ofrecerla como aporte al crecimiento colectivo y solidario en el que creo. Por ejemplo, desarrollo sitio webs para organizaciones sociales, y de prensa alternativa.
El tema es cuan dispuestos a chocarnos con la pared estamos, porque es tristemente verdad que por cada uno que elegimos esa senda, bastante a contramano por cierto, son muchos los que no. Y es que lo que intento discutir no son las decisiones personales (o las inquietudes y estimulaciones de un/a profesor/a copado/a, que los hay) sino la sistemática formación individualista y en beneficio del mercado que brinda (diria vende) la universidad. Es esa una lucha que estamos perdiendo desde hace rato, y por falta de estrategia, de solidaridad y politizacion (incluyendo en esta descripcion a los sectores "activistas") no podemos encauzar.
Las consecuencias de que la "materia gris" de un país esté cada vez más marroncita, pueden ser atroces.
Entramos así en el plano de la acción, del "qué hacemos individualmente". Y ahi me cagaste, porque la militancia universitaria me agotó. Me queda por perder el espíritu crítico, y acompañar, aunque sea con un abrazo compañero, al que todavía se le anima.
En cuanto a tu memoria: envidiable compañera. Espero entonces pasar a level 2. ;-)
PD: Cuando vamos a ver a La Mona? Ja!
21 de agosto de 2008, 20:51, por AruaL
Martín, tampoco yo pensaba encontrar un weblogger en un baile y mucho menos pasar y dejar un comentario. Pero bueno, es aquí donde nos encontramos otra vez.
Según la línea que viene en discusión, no hace falta decir que la cuestión está en la falta de políticas educativas que se estructuren en un espíritu solidario, social, universal. Y esto no sería justamente mirando alrededor y viendo qué puede hacer cada uno para ayudar a otros. Eso no es una política, es acción pura y exclusivamente individual, tal como lo remarcás. Pero tampoco me quiero quedar en el ’cansancio’ que a veces genera la crítica ’incansable’ sin opciones concretas. Aunque suene demasiado naturalizado -lamentablemente- la situación de nuestra universidad, incluyendo al modelo de país que ella sustenta o viceversa, parece desarrollarse al mejor estilo ’administración de recursos humanos’. Lo cual no sorprende, sino que momifica. Entonces, o al menos por ahora, es en la otra cara de la cuestión donde necesitamos incentivar la acción y el compromiso. Y así, desde abajo, podremos ver con qué puedo ayudar yo al otro, para que el otro pueda ayudar a otros, y así seamos muchos otros ayudándonos a nosotros, los otros. ¿Me enredé? Para ir derechito al punto, creo que la suma de ’muchos otros’ puede dar un ’nosotros’, aun cuando los entes encargados de establecer esta asociación favorezcan la repartija a cualquier precio. Quizás mi visión sea demasiado minimalista, o quizás me guste pensar en grande, pero hacer desde lo pequeñito. Un abrazo.
25 de agosto de 2008, 21:49, por MartÃn Gaitán
AruaL
"quizas me guste pensar en grande, pero hacer desde lo pequeñito". Está para cuadrito eh.
Empiezo a sospechar que hay discusión aqui, pero sobre la misma vereda y en la misma dirección.
Está claro que la crítica de cafetín (o de weblog, en estos tiempos plusposmodernos) que no se condensan en acciones tangibles no son más que onanismos intelectuales de los que "la izquierda" tiene (y ha tenido) para regalar.
Yo creo profundamente en ese "nosotros" con el que vos también soñas. Pero más que en acciones individuales creo que una consciencia individual, que aspira a colectivizarse, a agruparse y multiplicarse. Esa es la política en la que creo: la que subvierte, transforma y critica desde la acción concreta y colectiva el individualismo hegemónico, la masa acrítica. Y creo también que cualquier lugar en el que uno se encuentre es un lugar de lucha válido y necesario. Los espacios profesionales y estudiantiles, por el privilegio social que estos implican, son destacados e irrenunciables.
Cuando dije que la "accion indidual" me agotó, quise acotarlo estrictamente al ámbito universitario, que persiste en acuñar trilladas y anquilosadas construcciones políticas, que se repiten década tras década, y traición tras traición.
Con esfuerzo, con imaginación y alegría, encontré otros ámbitos de participación y en ellos brindo mi aporte.
Pero vuelvo al ámbito universitario: sucumbir a que la "lucha está perdida" y callar nuestras críticas, ocultar la evidencia de la putrefacción, es volverse cómplice. No digo que esto baste, pero es condición necesaria para no perder, al menos nosotros mismos, las ideas de la universidad que queremos.
Te copio un pasaje de un libro de Miguel Mazzeo que se llama "El sueño de una cosa".
Te mando un abrazo grande esperando que te pases por aquí nuevamente, y me dejes un email para hacerte alguna invitación a tomar mates, a ver una peli en nuestro ciclo amateur de cine-debate, a construir el poder popular o a todo eso junto. ;-)
PD: tu colega se acuerda de mi existencia?