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Pérdida y recuperación del pelo

Julio Cortázar

Miércoles 18 de noviembre de 2009, por Julio Cortázar, martin

Sin malgastar un instante, hay que iniciar la tarea de recuperación del pelo. La primera operación se reduce a desmontar el sifón del lavabo para ver si el pelo se ha enganchado en alguna de las rugosidades del caño. Si no se lo encuentra, hay que poner en descubierto el tramo de caño que va del sifón a la cañería de desagüe principal. Es seguro que en esta parte aparecerán muchos pelos, y habrá que contar con la ayuda del resto de la familia para examinarlos uno a uno en busca del nudo. Si no aparece, se planteará el interesante problema de romper la cañería hasta la planta baja, pero esto significa un esfuerzo mayor, pues durante ocho o diez años habrá que trabajar en algún ministerio o casa de comercio para reunir el dinero que permita comprar los cuatro departamentos situados debajo del de mi primo el mayor, todo ello con la desventaja extraordinaria de que mientras se trabaja durante esos ocho o diez años no se podrá evitar la penosa sensación de que el pelo ya no está en la cañería y que sólo por una remota casualidad permanece enganchado en alguna saliente herrumbrada del caño.

Llegará el día en que podamos romper los caños de todos los departamentos, y durante meses viviremos rodeados de palanganas y otros recipientes llenos de pelos mojados, así como de asistentes y mendigos a los que pagaremos generosamente para que busquen, separen, clasifiquen y nos traigan los pelos posibles a fin de alcanzar la deseada certidumbre. Si el pelo no aparece, entraremos en una etapa mucho más vaga y complicada, porque el tramo siguiente nos lleva a las cloacas mayores de la ciudad. Luego de comprar un traje especial, aprenderemos a deslizarnos por las alcantarillas a altas horas de la noche, armados de una linterna poderosa y una máscara de oxígeno, y exploraremos las galerías menores y mayores, ayudados si es posible por individuos del hampa, con quienes habremos trabado relación y a los que tendremos que dar gran parte del dinero que de día ganamos en un ministerio o una casa de comercio.

Con mucha frecuencia tendremos la impresión de haber llegado al término de la tarea, porque encontraremos pelo (o nos traerán) pelos semejantes al que buscamos; pero como no se sabe de ningún caso en que un pelo tenga un nudo en el medio sin intervención de mano humana, acabaremos casi siempre por comprobar que el nudo en cuestión es un simple engrosamiento del calibre del pelo (aunque tampoco sabemos de ningún caso parecido) o un depósito de algún silicato u óxido cualquiera producido por una larga permanencia en una superficie húmeda. Es probable que avancemos así por diversos tramos de cañerías menores y mayores, hasta llegar a ese sitio donde ya nadie se decidirá a penetrar: el caño maestro enfilado en dirección al río, la reunión torrentosa de los detritos en la que ningún dinero, ninguna barca, ningún soborno nos permitirán continuar la búsqueda.

Pero antes de eso, y quizá mucho antes, por ejemplo a pocos centímetros de la boca del lavabo, a la altura del departamento del segundo piso, o en la primera cañería subterránea, puede suceder que encontremos el pelo. Basta pensar en la alegría que eso nos producirá, en el asombrado cálculo de los esfuerzos ahorrados por pura buena suerte, para escoger, para exigir prácticamente una tarea semejante, que todo maestro consciente debería aconsejar a sus alumnos desde la más tierna infancia, en vez de secarles el alma con la regla de tres compuesta o las tristezas de Cancha Rayada.


Parte de Historias de Cronopios y de Famas, 1962

Mensajes

  • Eso de que nunca se vio un pelo con un nudo en el medio sin que haya intervenido una mano humana, lamento contradecir a Cortázar, es un error. Yo, con mi pelo largo, muchas veces peinándome encuentro pelos individuales con un nudo, y cuando tiro de la punta del pelo, se parte en dos justo donde está el nudo.
    Es comprensible el error, igualmente, si el escritor nunca tuvo largo el pelo.

  • que imbecil que sos por favor mira en lo que te fijas en vez de disfrutar del texto, lo que no me puedo explicar es si vos realmente crees que sos mas que un tipo como cortazar por descubrir esta estupidez que ni sentido tiene, porque en el contexto de una ficcion justamente la veracidad de los acontecimientos no es en absoluto necesaria.

  • Juan pues hasta cierto punto parece razonable tu argumento incluso puedo estar hasta de acuerdo pero que innecesaria tu agresividad...parece que tuvieras un problema personal con La femina Carlot,aunque puedo deducir que tal vez tienes algún conflicto interno que te lleva a expresar tu agresividad en un foro contra alguien que escribió casi 5 meses antes....BIEN!!!

  • qué buen texto, excelente, qué genialidad!!!!

  • ¡Contra la consecución de fines útiles!

  • que idiotas e ignorantes no saben buscar el otro sentidoo!!! busquenle el otro sentido y esta re buenoo! se piensan Cortazar lo va hacer facil! usen el pensamiento lateral! si es q lo tiene! yo ya m di cuenta y tengo 15 años!

  • alguien me hace la interpretación?

  • Leo esto y me acuerdo de que cuando tenia 13 o 14 años anotaba en una libretita los numeros de los internos de los colectivos que me llevaban y traian de la escuela. Cuando se repetia el numero le ponia una x al lado. No tenia ningun sentido ni utilidad, pero lo hacia. En esa epoca era mas feliz que ahora que soy grande y no pierdo el tiempo en pavadas.