En la calle San Luis, cruzando la ruta 22, a la salida del Taller o en alguna rateada espontánea, quedaba el Green Bar. Era un antro con mesas de pool donde la mitad de la Enet Nº 1, tres pungas, un dealer a la tardecita y algunos travas, se juntaban a pasar el rato de lunes a domingo. La rockola, algo ecléctica y siempre a todo volúmen, abarcaba desde Hermética a Gilda, pasando por Isabel Pantoja y Soda Estéreo. Como nadie le ponía moneditas, era el modo aleatorio el que mezclaba, sistemática y (...)
El pibe del pool
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