El alma del guerrero

Osvaldo Soriano

, por Martín Gaitán, Osvaldo Soriano

(...)Mirá, cortá el pan dulce que te voy a leer una carta de Conrad a su amigo Edward Garnett: “Tiene razón en su crítica de mi novela. La estructura es mala. Es mala porque la decidí conscientemente y yo no tengo ningún discernimiento artístico. Cuando las cosas se escriben a sí mismas, me gustan. Hallan una forma propia y son tolerables. Pero cuando yo quiero escribir, cuando intento a sabiendas escribir y construir, entonces aparece mi ignorancia y la calidad de mi inteligencia, mezquina y obnubilada, se revela ante la mirada escandalizada de mi padre literario. Siempre he dicho que soy una especie de impostor inspirado.”

¿Que tal? ¿Falsa modestia? ¿Extrañeza ante su propio genio? El creador de lord Jim, del capitán Kurtz, del Negro, del Narciso, sólo podía escribir escondido de sí mismo. En el momento en que intervenia "a sabiendas", se jodía. Con esto quiero decirte que no quiero correr ese riesgo. Mis memorias serán breves, pequeñas historias mías y de otros, interrogaciones y blasfemias. ¿Que otra cosa puedo hacer ahora que estoy en tiempo de descuento? Mirarme para adentro, buscarme, eso es todo.