De vidas ajenas (fragmentos)

Emmanuel Carrère

, por Martín Gaitán

Nunca más

"Sólo llevabamos a la espalda un largo día de viaje, pero era como si volvieramos del desierto al cabo de tres meses sin lavarnos. Los niños se ducharon primero, y después Hélène y yo, juntos. Estuvimos un largo rato frente a frente, bajo el débil chorro de agua. Sentíamos frágiles nuestros cuerpos. Yo miraba el de Hélène, tan hermoso, tan aplastado por la fatiga y el pavor. Yo no sentía deseo, sino una piedad desgarradora, una necesidad de cuidarla, de protegerla, de cuidarla. Pensaba: hoy podría estar muerta. Hélène me es preciosa. Preciosísima. Quisiera que un día sea vieja, que su piel sea vieja y devastada, y seguir queriéndola. Nos devoró lo que habia sucedido durante aquellos cinco días y que terminaba en aquel preciso momento. Se abría una válvula que liberaba un chorro de aflicción, de alivio, de amor, de todo mezclado. Estreché a Hélène en mis brazos y dije: no quiero que nos separemos nunca más. Ella dijo: yo tampoco quiero que nos separemos".

"Cuenta que un día lo dos hablaron de esto y llegaron a la sensata conclusión de que no estaban hechos para vivir juntos. Se dijeron por qué. Patrice fue el más locuaz, siempre era así entre ellos. Decía lo que se la pasaba por la cabeza, se entregaba sin reserva, mientras que nunca sabía muy bien lo que pensaba ella. Al final de aquella conversación decidieron separarse y se echaron a llorar. Estuvieron dos horas llorando, abrazados, encima de la cama individual del cuartito de Cachan, y los dos comprendieron llorando que no existía aflicción de la que el otro no pudiera consolarle, que la única congoja inconsolable era precisamente la que se infligian en aquel momento. Entonces dijeron que no, que no se separarían, que iban a vivir juntos. Que no se separarían nunca, y es exáctmente lo que hicieron. "

Códigos

"El código penal es el que impide a los pobres robar a los ricos, mientras que el código civil es el que permite a los ricos robar a los pobres"

Cáncer

"Fritz Zorn hunde el clavo más adentro: «la herencia de mis padres en mí es como un gigantesco tumor canceroso; todo lo que sufre por su causa, mi miseria, mi tormento y mi desesparción, soy yo». Étienne no dice eso, no dice que una neurosis familiar o social haya adqurido la forma de un tumor que pesa sobre su alma, pero dice y repite en todos los tonos: mi enfermedad soy yo. No es exterior a mi. Ahora bien, lo que dice aquí, lo que dice en todo caso algo o alguien en el fondo de él mismo, es lo contrario de lo que dice a la luz del día, en voz alta. A la luz del día, en voz alta, dice lo mismo que Susan Sontag, que ha escrito al respecto un ensayo hermoso y digno, La enfermedad y sus metáforas: la explicación psíquica del cáncer es a la vez un mito sin fundamento científico y una vileza moral, porque culpabiliza a los enfermos. Esto es la tesis oficial, la línea del partido. En la oscuridad, en cambio, dice lo que dicen Fritz Zorn o Pierre Cazenave: que su cáncer no era un agresor externo sino una parte de él, un enemigo íntimo y quizas ni siquiera un enemigo. La primera forma de pensar es racional, la segunda es mágica. Puede sostenerse que llegar a hacerse adulto, a lo cual supuestamente ayuda el psicoanálisis, es abandonar el pensamiento mágico para adoptar el pensamiento racional, pero también se puede sostener que no hay que abandonar nada, que lo que es verdad en una planta del alma no lo es en otra, y que hay que habitar en todos los pisos, desde el sótano al desván. Tengo la impresión de que es lo que hace Étienne."

P.-S.

Fragmentos del libro De vidas ajenas de Emmanuel Carrère, hermosísimo regalo que recibí en diciembre de 2011 y cuya dedicatoria dice:

(...)Estos días ya nos tiraron una bolsa llena de experiencas de las cuales tenemos que aprender. ¿Por qué será que uno aprende más cuando suceden cosas tristes?